Hace unos años, en el East Side de Manhattan, no lejos de Bloomingdale's, un hombre abrió un negocio dedicado a la venta de batidos light, deliciosos batidos de chocolate con sólo setenta y siete calorías. Te lo juro, a la hora de comer se formaba una fila de chicas jóvenes y gordas llegadas de todos los rincones que daba la vuelta a la manzana. ¡Semejante placer por solo setenta y siete calorías! Yo era una de las que cada día se tomaba dos a la hora de comer. Muchas de las chicas le preguntaron al dueño qué llevaba el batido pero él solo sonreía y respondía: «Un ingrediente secreto». Las chicas empezaron a dudar de que los batidos tuvieran solo setenta y siete calorías, así que formaron un comité y se dirigieron al ayuntamiento (o a donde sea que una vaya a quejarse), y la Agencia de Alimentación y Medicamentos (o quienquiera que se encargue de este tipo de cosas) investigó al dueño. ¡Resulta que los batidos light tenían más de doscientas ochenta calorías! ¿Cómo fue capaz? «¿Cómo ha podido mentirnos así?», clamaban las chicas.
Me voy a suicidar. ¿QUIÉN QUIERE VIVIR EN UN MUNDO EN EL QUE UN HOMBRE MIENTE SOBRE LAS CALORÍAS?
Así empieza Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York. Este libro es la carta de despedida de Sheila, que sólo quiere morirse porque no ha conseguido casarse, algo que estadísticamente es perfectamente posible, ya lo dice ella desde el principio "Hecho: nacen ciento tres niñas por cada cien niños. Está claro, soy una de las tres niñas de más."
Tampoco quiere nada del otro mundo: "Quería casarme y ser madre. ¿Que poor qué? No lo sé. Supongo que por aquel entonces me parecía una buena idea y en eso tenía todo el apoyo de mi familia (...) me voy a suicidar porque quería casarme y mi madre quería que me casara, pero no he conseguido casarme y estoy cansada de lo vergonzoso que resulta todo"
Es un libro bastante divertido pero a la vez muy triste, rozando lo patético. Porque entiendes la presión que tiene Sheila para casarse e incluso las ganas que tiene de casarse, y te cabreas con la presión de los demás e incluso con ella por tener ese único objetivo en su vida, que es algo que transmite muy bien la autora en cuanto crítica al matrimonio como objetivo vital principal y también como crítica a la presión que recibes, que es mayor según pasan los años.
El tono va pasando de la carcajada, a la sonrisa, y de ahí a lo muy triste, y eso es algo que hace fenomenal Gail Parent en una época (principios de los 70) en los que no estaba bien visto que una mujer llegase a cierta edad y siguiese soltera, algo que parece que vamos empezando a superar cuarenta años después. Parece.
Es un libro bastante recomendable, si disfrutas del humor ácido e incluso un poquito negro.
2 comentarios:
Pues sí, comparto tu opinión de que es un libro divertido y a la vez muy triste. Se nota que está escrito a principios de los 70 y hay que ponerlo todo en ese contexto, porque si no no se entiende esa obsesión con el matrimonio. Lo comparan como si fuera una especie de antecesora de Bridget Jones o de las chicas de Sexo en Nueva York y yo creo que le hace flaco favor al libro y a Sheila.
Nata
Nata, completamente de acuerdo con tu comentario.
Sheila no merece ni necesita esa comparación con Bridget o Carrie
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