"Ya sabemos que todos nos engañamos: es decir, la gente, en general, excepto en lo más profundo de su ser, se engaña en lo que respecta a las motivaciones de sus actos"
Un año más, y este ya es el séptimo, volvemos al ataque con nuestro club de tortura lectura favorito. Lo de los cinco libros al año es fenomenal, seguimos leyendo juntos y no nos agobiamos ni parecen deberes, o así lo veo yo.
Lo cierto es que no pensaba que nos fuéramos a enfrentar, así, en frío, para empezar el año, a un tochazo de mil páginas. Y reconozco que me ha pillado descolocada.
Es el cuarto libro de más de 800 páginas que leo en 2018, si lo llego a saber hubiera elegido otro orden en mis lecturas porque he llegado a Dickens bastante cansada de novelas largas y deseando dedicar unas cuantas semanas a novelitas de 200 páginas...no sé por qué pensaba que La pequeña Dorrit era pequeña en todos los sentidos, y claro, pues no.
A pesar del tochazo, ES DICKENS, y como él mismo dice de otra persona en la novela, tiene más talento en una uña que muchos otros en todo el cuerpo. Es fascinante la capacidad de culebroneo, pero en bien, porque hasta en los capítulos que son claramente de relleno te entretienes y quieres saber qué pasa luego...y sí, hay capítulos de relleno. Año y medio entreteniendo por entregas obligan a que algunas de ellas aporten entre poco y nada al avance de la trama. Esto lo vemos perfectamente en la ficción moderna en la que hay temporadas enteras de relleno (¡hola, Anatomía de Grey!)
Es un folletín, con buenos muy buenos y malos muy malos y bodas al final, como tiene que ser. El malo se redime o le castiga, todo muy de telenovela, millones de personajes, en algún momento he fantaseado con que se marcara un "La tía Julia y el escribidor" y los empezara a mezclar locamente, pero claro, no. Hubiera sido divertido. También piensas que no va a ser capaz de cerrar todo, y claro, también te equivocas, porque, obviamente, ES DICKENS.
Hace una crítica bastante clara a la hipocresía social de la época (cada época tiene las suyas) y los enredos de la burocracia, pero vamos, que él se enreda también lo más grande, pero se lo perdonamos porque ES DICKENS y en este club es un señor que nos cae bien.
Me ha gustado menos que Grandes Esperanzas, pero me ha gustado. Amy Dorrit es pava pero buena y resuelta cuando debe serlo y Arthur Clennam es otro bobo enamorado. Sólo quieres que les pasen cosas buenas.
Total, que lo leáis. Con calma y paciencia que son mil páginas. Pero ES DICKENS y es un señor con garantía universal de acierto. Y bastante listo: "Cuatro piernas de madera son más molestas que dos cuando no se necesita ninguna"
Volvemos el 1 de mayo con Steinbeck (Las praderas del cielo) que es otro señor maravilloso. Mientras tanto, podéis ver (o no, porque estamos en el despendole) otras reseñas en los blogs de Desgraciaíto, Carmen, Pau y Newland, que supongo que sigue de okupa en el blog del club.
1 comentario:
Sí, la pequeña Dorrit es muy pava, tienes razón. Tendría que haber tenido un arranque de algo, y también se lo hubiéramos perdonado.
En este club somos amigos de Dickens. Es así.
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