"Desde tiempos inmemoriales las suegras han sido constantemente objeto del ridículo y del desprecio. No estoy del todo segura del uso que debe darse a la palabra «inmemorial», porque no soy una autora profesional y, cuando yo era niña, las jovencitas no tenían la cultura que tienen hoy."
Así comienza Memorias de una suegra, de George R. Sims. El quinto libro del año y que suma el quinto acierto. A este libro he llegado vía Mahiraless que se lo he visto en el Goodreads...otro día hablaremos del daño que hace a nuestras listas de libros pendientes esto de ver lo que están leyendo los demás.
¿De qué va? Una señora inglesa nos cuenta su historia como su suegra de un montón de nueras y yernos. Y claro, mientras tanto vamos conociendo toda su vida matrimonial y familiar y su opinión de prácticamente todas las cosas que le pasan, tanto a ella, como a su tropa.
Es una señora a la que te imaginas perfectamente, hablando sin parar y sin importarle excesivamente si estás escuchando o no, con esa especie de superioridad moral que da el "yo ya he pasado por esto, quita que tú no sabes".
No deja de ser curioso que un señor inglés, casado tres veces y sin hijos, sepa ponerse tan bien en la idea que todos podemos tener de la típica suegra. Quizás es por haber tenido tres.
¿Qué es lo mejor? Sin duda, el sentido del humor con el que está escrita, hay un momento con unos buñuelos de manzana que es tronchante, de los de carcajada. Porque te cuenta una historia disparatada de la manera más natural (mérito también del traductor, que es Alejandro Palomas)
¿Qué es lo peor? Sin encontrarle tampoco defectos, ya he dicho que este año ando bastante en racha con las lecturas, a ver lo que dura, creo que en ocasiones se hace si no pesado, quizás algo menos ameno porque claro, lo de ser suegra tampoco da para muchos alardes literarios. Y claro, se puede hacer algo repetitivo. Pero es algo completamente menor, que el libro está muy bien y también lo recomiendo mucho.
"Sin caer en la intromisión, no tardé en averiguarlo todo sobre ella."
"Al fin y al cabo, no soy la primera mujer que ha roto en pedazos su sombrero en un arrebato de furia, y además no era nuevo, ni siquiera era un sombrero que me gustara, porque no me sentaba bien. Tuve todo eso en cuenta antes de romperlo."
"La obligación de una madre es aleccionar a su hija sobre el modo adecuado de llevar a un esposo y darle así el beneficio de ese conocimiento que la pobrecilla (la suegra) a menudo ha adquirido a base de una dolorosa experiencia personal."
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